domingo, 1 de mayo de 2011

LENGUAJE POLITICAMENTE CORRECTO

Confusión teñida de progresismo barato

Se aprovecha de la ignorancia

 

Desde hace algún tiempo, los pioneros de la demagogia feminista se han lanzado a sembrar la confusión gramatical entre sus oyentes y adeptos. Y no crean, no caen en el error solamente los oradores rabiosamente izquierdistas: por ejemplo, algunos socialistas se refieren a “compañeros y compañeras”; González Pons (PP) también distingue a sus oyentes por su género sexual; la ministra Aido habló de “miembros y miembras”; todos los sindicalistas discursean a “trabajadores y trabajadoras”.

Gramaticalmente, están todos equivocados, no están hablando en español (o castellano). Los géneros femenino y masculino, en las normas de la lengua, no tienen una relación directa con el sexo. Hay muchos sustantivos que carecen de sexo y, sin embargo, tienen su género masculino o femenino. Otros, necesitan anteponer un artículo para distinguir su género.

La lengua española (o castellana) tiene, por otra parte, la particularidad de que una palabra de género masculino se usa para referirse al conjunto, que incluye también lo femenino. Se salen de la corrección gramatical al separar los madrileños de las madrileñas, o los valencianos de las valencianas. Se vicia con malos ejemplos y malas prácticas el uso del lenguaje, algunos (o algunas) tan estrafalarios como el ya mencionado de “miembras”.

Escribió Avelino Alonso, director del Ateneo de La Calzada, que “toda esta confusión, teñida de progresismo barato, proviene de la penetración de la lengua inglesa en nuestra vida cotidiana” y que es “el sibilino avance del imperio, que se aprovecha de la ignorancia”.

 

Inspirado en el artículo “En defensa del género”, de Avelino Alonso, del Ateneo de la Calzada.

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